Una vaca modificada genéticamente ha producido en su leche proteínas necesarias para la insulina humana, dando paso a imaginar que un rebaño de estas reses pueda poner contribuir a resolver los problemas mundiales de suministro de insulina, según cuentan los científicos responsables del experimento.
Pese a que esta realidad se vea aún muy lejana por tratarse de un primer caso, los investigadores consideran que representa una posibilidad viable y más factible por encima de los actuales métodos de producción de insulina, basado en levaduras y bacterias modificadas genéticamente.
Pero en 1978 se produjo la primera insulina “humana” a partir de proteínas de bacterias E. coli modificadas genéticamente, que, junto con procesos similares que utilizan levadura en lugar de bacterias, es la principal fuente de insulina médica en la actualidad.
Un experimento sin precedentes
Aunque recurrir a las vacas para el suministro de insulina humana no es ninguna novedad, el nuevo estudio, publicado en Biotechnology Journal, indica que es la primera vez que se logra la producción de insulina “humana” en un bovino modificado genéticamente.
El equipo de investigación, dirigido por el zootecnista Matt Wheeler, de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, insertó un segmento de ADN humano que codifica la proinsulina (una proteína que se convierte en insulina) en los núcleos celulares de 10 embriones de vaca, que luego se introdujeron en el útero de vacas normales.
No obstante, solo uno de estos embriones modificados genéticamente quedó preñado y dio lugar al nacimiento natural de un ternero transgénico vivo.
Finalmente, consiguieron que la vaca lactara mediante inducción hormonal, utilizando un método no revelado, pero atribuido al experto en reproducción animal Pietro Baruselli, de la Universidad de São Paulo.
La vaca no lactó tanto como durante un embarazo, pero la poca leche que produjo durante un mes se examinó en busca de proteínas específicas. El análisis reveló masas moleculares similares a las de la proinsulina y la insulina humanas, que no estaban presentes en la leche de las vacas no transgénicas.
“Nuestro objetivo era fabricar proinsulina, purificarla hasta convertirla en insulina y partir de ahí. Pero la vaca básicamente la procesaba ella misma”, dice Wheeler según indica el sitio Science Alert.
“Me imagino un futuro en el que un rebaño de 100 cabezas… podría producir toda la insulina que necesita el país. ¿Y con un rebaño mayor? Se podría producir todo el suministro mundial en un año”, afirma.